El Sporting de Gijón sigue enfrentando el mismo problema que ha marcado su temporada: la falta de gol y la dificultad para generar juego. Un mal que reduce sus opciones de obtener victorias. Esta vez, en el Ciutat de Valencia, el equipo se salvó de la derrota gracias a una actuación sobresaliente de Rubén Yáñez, quien fue clave para conseguir un punto.
El portero rojiblanco brilló con paradas espectaculares que frustraron al Levante, asegurando así un empate que, por lo visto en el campo, resulta positivo. Sin embargo, el principal inconveniente sigue siendo el objetivo de recortar puntos con los equipos que están por encima, un reto que parece complicado con esta dinámica.
Rubén Albés sorprendió con dos cambios en la alineación: Diego Sánchez ocupó el lateral izquierdo en lugar de Pablo García, con Cote en el banquillo, y Caicedo fue titular en lugar de Campuzano. Con el estilo de juego del Sporting, la posición de referencia en el ataque parece irrelevante, ya que siempre está aislada en medio de la defensa rival.
El inicio del partido estuvo marcado por un Levante intenso y vertical, mientras que el Sporting luchaba por mantenerse firme en defensa. Y lo que no pudo evitar el equipo lo resolvió Yáñez, quien se convirtió en el héroe de la primera mitad, donde el equipo rojiblanco sufrió con un Levante que impuso su ritmo.
Con el paso de los minutos, el Sporting pareció equilibrar el juego, pero ese respiro fue efímero. En la recta final de la primera parte, el Levante volvió a presionar, mostrando que el Sporting aún no tiene la capacidad para manejar ese tipo de ritmo.
La segunda mitad fue un asedio del Levante, que parecía que ya defendía un marcador favorable a pesar de no haber anotado aún. La falta de efectivos en el banquillo fue un obstáculo para cambiar el curso del partido.
Si Yáñez ya había sido clave en el primer tiempo, en la segunda mitad se convirtió en un muro infranqueable. Paró todos los disparos que le llegaron, incluida una intervención en la línea de gol cuando Olaetxea intentó despejar un centro que se dirigía hacia la red. Un milagro. Pero la parada más increíble llegó después.
Forés, completamente solo, recibió el pase que parecía destinado al gol. Con medio estadio celebrando el tanto, Yáñez salió para cubrir todos los ángulos posibles. Con su brazo derecho, evitó el gol que habría dado la victoria al Levante, logrando lo que parecía imposible.
En cuanto al ataque, poco que destacar: el Sporting defendió el empate como si fuera una victoria. No había mucho más que ofrecer. El equipo salió vivo de un campo donde el Levante sigue luchando por alcanzar los puestos de ‘play off’ de ascenso a Primera División.
Por tercer partido consecutivo, Yáñez mantuvo su portería a cero. Un buen comienzo en su intento de remontar, pero aún queda mucho por mejorar. Albés cree que tiene lo necesario para recortar distancias, aunque será necesario demostrarlo sobre el campo.